Podríamos decir en primera instancia por concepción de otras experiencias pedagógicas específicas y no específicas en esta área o por profesionales a las cuales uno puede adherir sobre el intento de definir en primeras lecturas descriptivas, de la función que se ha asignado a este nuevo integrante del equipo docente de diseño industrial IV, importante desde todo punto de vista, que el asesor en tecnología debe tener un fuerte perfil técnico, científico y tecnológico verticalista en su accionar, dado que sus áreas de conocimientos rigen el que hacer tecnológico y se remite al aporte de contenidos programáticos dictados en las asignaturas de tecnología de todos los niveles de la carrera, desde primer año a cuarto año; por tal motivo podríamos llamarlo también un “tecnólogo”.
Si retomamos las definiciones vistas de Tecnología donde recordamos que se fundamenta en conocimientos científicos básicos como aplicados, pero también de utilizar conocimientos empíricos como tener en cuenta muchos aspectos tanto teóricos como técnicos vinculados a la producción industrial, debemos decir que el asesor debe reunir además un grado de conocimientos que van más allá de una formación con contenidos verticalistas que serán muy importantes, pero también poseer fundamentalmente una formación lograda a través de haber ejercido tareas centradas en el hacer, prácticas del diseño y desarrollo de productos industriales seriados en distintas áreas de producción uso y consumo, saber desempeñar tareas que tienen como punto de partida un conjunto de especificaciones y de objetivos, y que para cumplir estos últimos deberá poner en tela de juicio ese conjunto de especificaciones en lugar de aceptarlas simplemente; esto indicaría que no basta solo con aplicar la ciencia al diseño o a la invención de un nuevo procedimiento o sistema, sino que es preciso tener en cuenta su efecto en la sociedad, su aceptabilidad para el público, su costo y su fiabilidad y adecuación a las normas vigentes de calidad, es decir una persona que mas allá de conocer debe saber hacer.
El asesor en tecnología debe, más allá de las características definidas anteriormente, tener afinidad en el manejo de términos y conceptos teórico prácticos utilizados en las distintas asignaturas de la carrera y que han sido adquiridos por los alumnos durante toda su formación, debe ser una persona capaz de desenvolverse en un pensamiento de tipo concurrente en cada observación y tener la habilidad de mirar desde distintos enfoques, que entendemos como asignaturas de la carrera, para ilustrar la repercusión de una decisión errónea tomada por parte del alumno o por el simple hecho de dar respuesta a una consulta puntual y de qué manera ésta se relacionará en compatibilidad o en desajuste con los distintos aspectos que forman parte del sistema o producto propuesto. En síntesis por razones de oficio, debe aconsejar e ilustrar con su dictamen desde la formación del diseño industrial y por su concepción de operador inter y multi-disciplinario orientar en casos puntuales la investigación específica a modo de recabar información para la correcta toma de decisiones fundadas una vez más en la asignatura que gobierne la ciencia del conocimiento solicitado.
La misión del asesor en tecnología será también advertir de manera temprana y bajo la lectura del proyecto, errores que el alumno puede estar cometiendo o que puede llegar a cometer por incurrir en definiciones y decisiones incorrectas, que impedirán avanzar en el desarrollo de su trabajo, y cuyas decisiones no están específicamente fundadas observando un desenfoque con respecto a los objetivos planteados a alcanzar con la propuesta, el asesor debe recordar al alumno futuro inminente profesional que ya no puede dejar cabos sueltos sin medir consecuencias sobre las decisiones tomadas, es decir ser responsable y asumirlo.
El alumno que ha consultado con el asesor en tecnología, ha tenido observaciones y recibido sus respectivos lineamientos a seguir, a modo de revertir la situación de desajuste si la hubo, es un alumno que ha sido asesorado, ha sido avisado y prevenido de la situación conflictiva en su proyecto, de igual manera el asesor deberá informar periódicamente a su superior o titular de la asignatura, por la situación que los alumnos o grupo de alumnos están en tarea de revisión, a modo de prever en conjunto el manejo de tiempos y reajustarlos para dicha tarea de replanteo.
El asesor debe dejar tanto al alumno como al profesor titular y al equipo docente de la cátedra, un sentimiento de tranquilidad y un pensamiento de claridad por lo actuado en el asesoramiento sobre lo observado en los proyectos analizados.
Por último, puedo concluir en que concibo al asesor como un previsor tecnológico; este enfoque debe ser de manera temprana una actitud responsable y permanente, es decir, evaluar la definición del problema y sus correspondientes ejes temáticos del proyecto a modo de no dilapidar el tiempo y conducir un tema problema que no tendrá un cierre acorde a los objetivos prefijados; como así también potenciar y apoyar un tema problema de características innovadoras que surja como solución importante a una situación problemática de interés social actual y vigente permitiendo y logrando conexiones a instituciones interesadas en el proyecto para el beneficio de todos.
En este anterior aspecto, las relaciones de extensión universitaria, deben estar siempre presentes,
siendo este un aspecto más por el cual todo proyecto siempre debe proponerse y evaluarse exhaustivamente, ya que puede lograrse la relación entre una institución que lo demande y una entidad que lo produzca para que tome vida e interés social y cultural.
El asesor debe ser previsor evaluando y destacando problemas en propuestas de diseño, alternativas de diseño, soluciones que pueden ser costosas, imposibles de materializar, incorrecto manejo de las técnicas y tecnologías, la materia, los materiales y sus procesos de conformación, por no respetar normas de calidad, por no concebir al producto propuesto como un sistema en relación con el hombre y el medio o simplemente por no lograr dar respuesta proyectual por falta de actitud o motivación, y donde el trabajo se vea en forma tardía a tener que cambiar de rumbo y replantear tanto las definiciones del problema como la solución. Estas visiones no solo debe poseerla el asesor, sino que el asesor debe en primera instancia descubrirlas en el alumno futuro diseñador industrial, potenciarlas y/o trabajarlas para que el mismo alumno razone sobre el accionar y la repercusión de sus decisiones en el futuro del proyecto.
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(Texto extraído de la propuesta pedagojica realizada por el D. I. Ivan Flucia)
